Odontología conservadora
Preservar los dientes afectados por la caries es el objetivo principal de la odontología.
Odontología conservadora
La caries destruye los tejidos duros del diente: el esmalte y luego la dentina: es un proceso irreversible. Su tratamiento no puede conducir a la curación en el sentido médico del término, que implica una vuelta al estado biológico inicial: es paliativo.
Tras una cuidadosa extracción del tejido afectado bajo anestesia local y desinfección, se rellena la cavidad formada para reconstruir la arquitectura anatómica original del diente.
Este empaste puede realizarse con amalgama de plata, materiales compuestos o incrustaciones realizadas en el laboratorio dental.
Amalgama de plata
El AMALGAMA DE PLATA, (una aleación de mercurio y plata, el famoso "relleno") resistente a la abrasión y a la presión, relativamente fácil de usar, se ha utilizado durante décadas para hacer estos rellenos. El problema es que, con el tiempo, la amalgama se oxida y el sellado en la interfaz diente-obturación se deteriora, dando paso a la infiltración bacteriana y a la reaparición de la caries. Además, tienen un aspecto gris antiestético.
Por lo tanto, la investigación tecnológica se orientó naturalmente hacia el desarrollo de materiales más estéticos: los COMPOSITES, formados por un aglutinante de resina y un relleno de partículas.
Materiales compuestos
Estos materiales, muy estéticos, eran inicialmente poco resistentes a la abrasión y la presión. Además, su contracción durante la polimerización (endurecimiento) fue tal que aparecieron recidivas de caries en los bordes de los rellenos.
Por ello, los últimos avances se han conseguido gracias a un enorme trabajo sobre el relleno: tamaño, forma, composición y calidad de las partículas. La cantidad de aglutinante, responsable de la contracción, se ha reducido. Por último, el sellado de la junta se ha conseguido mediante el desarrollo de un líquido fotopolimerizable que asegura la adhesión química del relleno de composite a las paredes de la cavidad, pero que conserva una elasticidad que le permite absorber la contracción que, aunque muy leve, aún persiste.
El producto estético se convirtió así en seguro. La controversia sobre la posible liberación de mercurio en el organismo, que no habría estado vinculada a las moléculas de plata, completó el reinado de la amalgama.
Sin embargo, la calidad de estos empastes no puede existir sin la aplicación de un riguroso protocolo: una vez que se ha eliminado perfectamente la lesión cariosa, se aísla el diente de la saliva, se prepara el líquido que asegura el sellado y se deja en la cavidad durante 20 segundos para preparar químicamente los tejidos dentales, y luego se polimeriza con una luz monocromática. A continuación, el material compuesto puede pisarse en la cavidad y curarse capa a capa, posiblemente en diferentes tonos para obtener un resultado más estético. A continuación se esculpe el relleno y se pule cuidadosamente.
Incrustaciones
Además de estos empastes de composite, existe el INLAY. Se trata de un empaste realizado en el laboratorio dental, después de que el dentista haya tomado una impresión de la cavidad preparada. La incrustación puede ser de oro, composite o cerámica. Sellado con cemento en la cavidad, la calidad del sellado periférico es perfecta, al igual que la reproducción de la anatomía, realizada en el laboratorio y no en la boca.
Este tipo de empaste es ideal, sobre todo en el caso de dientes cariados de gran tamaño, pero requiere tiempo, experiencia y un alto nivel de habilidad técnica tanto por parte del cirujano dental como del técnico de laboratorio que lo realiza, lo que explica su mayor coste.
Cuando la caries es tan grave que el diente se debilita, existe el riesgo de que acabe fracturándose. Entonces es necesario coronarlo, protegerlo. Esto nos lleva al capítulo de las prótesis.
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